martes, 8 de marzo de 2022

alexithymia

Hay bombas que no necesitan de dinamita para estallar.
Tampoco usan de pólvora para deflagar.
Les basta con una copa de ron cola y un chupito de tequila
en cualquier barra de un bar.
Un mensaje a las tres de la mañana,
una cerveza después de cenar.
Y bajo los efectos de cualquier música encastrada en los oídos
haces que me deje llevar.
Te acercas y me dices suave al oído que es una pena que no sea tu tipo de chica ideal
porque tengo todos los componentes necesarios para hacerte olvidar.
Me tocas el pelo, te arrimas por detrás,
y yo me derrito como los hielos de la copa que olvidé tomar.
Entonces me pierdo entre tus deseos y mis ganas,
esperando sutilmente cualquier roce que esta noche me haga estremecer.
Por supuesto, sola en mi cama.
Deseando que estés,
deseando que me toques,
deseando oler de nuevo ese olor a madera que te rodea,
deseando explotar.
Pero me reprimo las ganas desde hace más de dos veranos,
sabiendo que este me has vuelto a invitar.
Y te he dicho que si, pero no estoy segura si es lo que más me conviene.
Aunque hace tiempo que dejé de pensar qué era lo que más me convenía
para pensar en tus dedos rodeando mi garganta, clavándome finas dagas
y haciéndome llegar.
Una pena que nunca te deje avanzar,
juntos haríamos la más bonita de las pirotecnias.
Porque al final, juntos somos la bomba más grande que podría estallar.

0 comentarios:

Publicar un comentario