lunes, 25 de julio de 2022

And you?

Te has cargado mi canción favorita.
Ahora nunca podré volver al karaoke de siempre y gritar a viva voz porque siempre sonarás tú de fondo.
Te has cargado todos los versos que solo me rememoraban a los mejores momentos en las fiestas en el bar.
Ya nunca podré olvidar el olor de la habitación cuando entraste por primera vez.
Ni como me fuerzo a escribirte para sacarme las ganas de la cabeza
porque me creo que si se derraman por la tinta dejará de correrme por las venas.
Y por fin seré libre.
Tendré libertad para escuchar mi canción sin que aparezcas de fondo.
Como el ruido de un televisor.
Intento ganarle al tiempo y acelerar los segundos para verte.
Pero se truncan en cada mensaje que dejas en visto.
Me repito que no importa pero la descarga de serotonina que me da cuando entra tu notificación no la he probado con ninguna droga.
Y sé que no es amor y nunca lo será
porque cerré esa puerta cuando posé mis ojos sobre ti.
Has hecho que mis amigos se enfaden por las más de quince veces que te respondí un mensaje.
Porque en vez de vivir el momento y sudar las penas estaba en el baño de chicas escribiéndote a oscuras.
Deseando que mis dedos traspasasen la pantalla y te tocasen.
Fingiendo que no me interesa qué haces, en qué piensas o a quién besas.
Cuando me mata por dentro no saber si soy tu objetivo.
Me callo todo lo que pienso anhelando una conversación real que me acerque a tu cabeza.
Que me teletransporte a esa parte donde es factible que estemos juntos.
Donde los mensajes que nos enviamos a las cuatro de la mañana.
O a ese momento de tu mano rozando mi muslo.
Tengo muy claro que no lo quiero revivir.
No de esta manera, dándole mil vueltas en mi cabeza.
Esperando sacarle punta a este boli sin tinta,
rascando cada centímetro que te ha tocado a ver si se me quita.
No quiero tener que fingir que me hago responsable de mis actos.

lunes, 11 de abril de 2022

been about u since i saw u

Suena la música de fondo, pero no oigo nada.
Solo soy capaz de centrarme en como clavas tu mirada en mí.
Te arrimas descaradamente susurrándome como me quieres hacer gritar.
Y lo único que puedo decirte es que sí,
que esta noche la acabaría contigo tirada en cualquier after.
Entonces ocurre, me agarras del cuello como si me leyeses la mente
y te dispones a marcar cada centímetro de mi cuerpo.
Ya sea a mordiscos, a besos o simplemente lamiendo las costuras que nos unen.
Benditas agresiones justificadas.
He perdido la cuenta de todas las veces que me has pedido que te acompañe al baño.
Y tu cara de dolor todas en las que te lo he negado.
Pero a ti solo te ha bastado que te diga una sola vez que salgo fuera
para darme la mano y arrastrarme hasta la puerta.
Comiéndonos en cada esquina y reentrando lo más lejos posible de cualquier cara conocida.
Y así es como decides marcarme hasta la mandíbula,
recreándonos en las imágenes esporádicas de lo poco que recuerdas tú
y de lo mucho que sentí yo.
No te voy a negar que esta noche soñé que todo aquello que me dijiste se hacia realidad.
Mientras, me estremecía recordando tus labios pegados a los míos,
cantándome tan cerca que juro que podrías cortar la tensión con un solo pestañeo.
Surcando cada una de tus costillas mientras dibujas mapas en mi cuerpo.
¿Cuánto tiempo fuimos capaz de permanecer en esa posición?
En ese juego de dar y tirar donde tuve que hacer de tripas corazón para alejarme un solo metro de ti.
Que para no ser la clase de persona en la que me fijaría,
Solo podía ver tus ojos entre las miles de personas aquella noche.
Atraída a ti como un imán que no puedo frenar.
Y es que dicen que los polos opuestos se atraen,
y tú y yo, no podríamos ser caras más distintas de una moneda.
Encontrándonos en los cantos cincelados y en todos los chupitos de licor.
Mañana fingiré que no me acuerdo de todo esto
y tú te harás el loco en todas las reuniones.
Porque ese era el pacto de silencio que hicimos antes del primer beso.

martes, 8 de marzo de 2022

alexithymia

Hay bombas que no necesitan de dinamita para estallar.
Tampoco usan de pólvora para deflagar.
Les basta con una copa de ron cola y un chupito de tequila
en cualquier barra de un bar.
Un mensaje a las tres de la mañana,
una cerveza después de cenar.
Y bajo los efectos de cualquier música encastrada en los oídos
haces que me deje llevar.
Te acercas y me dices suave al oído que es una pena que no sea tu tipo de chica ideal
porque tengo todos los componentes necesarios para hacerte olvidar.
Me tocas el pelo, te arrimas por detrás,
y yo me derrito como los hielos de la copa que olvidé tomar.
Entonces me pierdo entre tus deseos y mis ganas,
esperando sutilmente cualquier roce que esta noche me haga estremecer.
Por supuesto, sola en mi cama.
Deseando que estés,
deseando que me toques,
deseando oler de nuevo ese olor a madera que te rodea,
deseando explotar.
Pero me reprimo las ganas desde hace más de dos veranos,
sabiendo que este me has vuelto a invitar.
Y te he dicho que si, pero no estoy segura si es lo que más me conviene.
Aunque hace tiempo que dejé de pensar qué era lo que más me convenía
para pensar en tus dedos rodeando mi garganta, clavándome finas dagas
y haciéndome llegar.
Una pena que nunca te deje avanzar,
juntos haríamos la más bonita de las pirotecnias.
Porque al final, juntos somos la bomba más grande que podría estallar.

martes, 16 de febrero de 2021

Who taught you to lie like that?

Tienes toda la pinta de que me vas a destrozar la vida.
De que te vas a meter en todos mis huecos vacíos y los vas a llenar de veneno.
Solo para ver si me muerdo a mi misma.
Porque para ti nunca hubo mayor satisfacción que verme caer, incluso desde el principio.
Tienes esa manera de hacerme venir a por la última dosis, siempre haciéndome creer que es la final.
Y es en ese momento en el que me doy cuenta de que por mi mente solo inunda un pensamiento.
Aráñame.
Aráñame, te pido.
Aráñame, el alma, la espalda, la vida.
Y se hace más intrusivo cuando pones tu mano en mi garganta y juegas con mi vida como si fuese una muñeca.
Se convierte en mi único pensamiento cuando te encajas en el hueco de mi clavícula y muerdes tan fuerte que dibujas hilos de sangre.
Y entonces me pierdo en cada herida que nos hemos hecho.
Porque creo que eso me atará a ti lo suficiente para que no te vayas esta noche.
Engañándome a mi misma con el recuerdo de tu sombra dibujada en mi pared.
Creyendo oler tu perfume en mi almohada y ahogándome en el océano que dejas.
No sé si duele más tu ausencia o tu presencia.
Porque cuando no estás el hueco se clava más que el veneno que me lanzas.
Pero cuando estás las heridas que infliges arden más que vivir en mil infiernos.
Aunque, sin duda, lo que mas duele es la esperanza que depositas en cada beso,
la misma por la cual yo caigo como una ingenua pensando que, finalmente, esa noche serás mío.
Solo para despertarme al lado de un hueco frío.
Para consumirme en los kilómetros que componen tu espalda.
Y una vez más me engañas con tu mejor truco de magia y desapareces.
Dejas que mis manos te busquen en el ártico que dejas a las tres de la mañana,
cuando crees que tus pasos son tan ligeros que no los oigo.
Pero eres tú quien no oye el río que nace de mis ojos.
O no lo quieres oír.

jueves, 8 de octubre de 2020

I have been bent and broken, but - I hope - into a better shape.

Tengo un agujero que me aprisiona.
Como una jaula que no logro ver.
Tengo en un cajón todos los motivos por los que no debería seguir.
Pero los mantengo escondidos porque me da miedo leerlos.
Creyendo que así mis demonios se aburrirán antes.
Es mentira.
Me engaño a mi misma creyendo que eso solucionará todos mis problemas,
cuando en verdad solo los da poder.
Y a mí me envenena.
Porque no logro ver los barrotes de cristal a mi alrededor.
Y escalo y escalo hasta que llego al techo.
Entonces, me hundo.
Este agujero me arrastra mar adentro y no consigo aferrarme a las rocas en la costa.
Y llega el precipicio.
Llega el precipicio azul que llevo años esquivando,
sabiendo que es inevitable caerme en él.
Pero siempre tiento a mi suerte y cojo carrerilla en el salto.
Diez años llevo saltándolo.
Diez años esquivando la mayor caída que voy a experimentar alguna vez.
Pero algún día tengo que caer.
Este año es el año.
Este año el agujero en mi pecho duele tanto que probablemente me caiga antes de llegar.
No llegaré al otro lado.
Solo espero que alguien esté al fondo para no perderme en el laberinto de nuevo.
Porque esta vez, me temo que no sabré salir.
Me perderé en todos los cumpleaños que no estuviste.
Y en todas las veces que lloro en la ducha esperando que el agua también arrastre la tristeza.
En todas las velas que soplé pidiendo que nunca llegara el 20.
Pero siempre llegaba, haciendo más grande el agujero, más pequeña la jaula.
Y a pesar de que me repito que los números solo tienen el poder que nosotros le queramos dar,
al tuyo le doy más poder del que me debiera permitir.
Encerrándome en todos los recuerdos que olvido,
porque cada vez se hace todo más distante.
Y es curioso que ahora vea más azul que hace cinco años.
Pero es que hace cinco años ni siquiera existía.
Solo era la sombra de mi misma, esperando que todo pasará lo más rápido posible.
Pero hoy lo siento todo.
Y hoy me caigo en el precipicio, perdiéndome en el laberinto.

martes, 15 de septiembre de 2020

There's nothing to wake up to

Cada vez que cuento de nuevo todos los huecos me pierdo.
Porque a la hora de coser todos los remiendos no sé cuál encaja dónde.
Me escondo en todos los rincones debajo de la alfombra,
creyendo que los puntos ciegos me salvarán de mi misma.
Pero no son capaces de ocultarme.
Solo me encuentro a mi misma dando vueltas y escalando una pared que no lleva a nada.
Intentando escapar.
¿De qué escapo?
Quizás de mi misma.
De la sensación de no saber si estoy feliz o solo ocupada.
Hace tiempo que dejé de sentir.
Y me dolería si pudiese,
pero la verdad es que ya no hay nada que yo me pueda hacer que me haga sentir más.
O menos.
Pero no me rindo.
O al menos intento no hacerlo.
Porque todo esto me consume y me hierve en las venas más de lo que tenía pensado.
Al final del día yo soy la responsable de todo lo que me hago.
De todas las heridas a las que les echo sal.
De todos los agujeros que intento esconder fallidamente.
De todas las cosas que me dejo en el tintero cuando creo que estoy escribiendo la historia correctamente.
Pero se corre la tinta en el último párrafo,
porque la incertidumbre de no saberlo es mejor que el dolor de releerlo de nuevo.
De noche, cuando lo único que queda soy yo con mis pensamientos
entiendo que no importa cuanto huya, siempre me alcanzo a mi misma.
Como una pesadilla que parece no acabar nunca.
Que me atrapa y me enreda en unos caminos que no entiendo.
Porque tú mismo dijiste que yo era una supernova que amenazaba con explotar.
Y desde entonces esperas en primera linea de guerra creyendo que puedes contener mis pedazos.
Como si fuese suficiente para calmarme,
para dejar que este agujero negro que llevo dentro se trague todo lo que gravita a su alrededor.
Todo a mi alrededor va a colapsar porque no soy capaz de detener esta vorágine de sensaciones alrededor mío.
Y todas pasan por lo mismo, por la sensación de no sentir nada.
Solo pido sentir algo que no sea vacío.
Solo pido despertarme por la mañana y pensar que soy algo.
Aunque no valga nada.
Pero solo me despierto con la sensación de vacío en el pecho,
sabiendo que un día más me tragaré este veneno que llevo dentro
solo porque llevo haciéndolo tantos años que ya nadie me creería si lo escupo.
Porque la verdad es que la gente se cansa.
Incluso todos los que dijeron que estarían acaban hartos de la misma historia dando vueltas.
Y tienen razón, porque después de tantos años sigo sin tener la fórmula que me salve de este experimento que sigo pensando que es vivir.
Y eso me impide decir en voz alta que sé que no lo he superado, que sigo en la fase 1.
Aunque todos me dicen que solo estoy triste, que es temporal.
Pero empiezo a pensar que esto se va a quedar para siempre.
Que debería empezar a actuar el papel de mi vida y fingir cada paso que doy.
Como llevo haciendo años.
Fingiendo cada sonrisa, cada chiste, cada foto.
A cada amalgama de situaciones que me hagan parecer real.
Aunque eso es lo último que me siento.
Es difícil sentirse real cuando sabes que llevas fingiendo toda la vida.

lunes, 14 de septiembre de 2020

i care about your feelings more than mine

El viento nos arrastró.
Y vimos la maleza crecer en las mismas calles donde crecimos.
Y creo que eso representa bastante bien como me siento.
Te veo alejarte cada día más.
Y ya no te siento.
Crees que no cumpliré aquella promesa que te hice debajo de aquel árbol.
Y lo entiendo.
Pero al final del día eres tú el que no está dispuesto a sacrificar más que sus ropas
cuando yo he puesto mis huesos y mi carne en esta apuesta.
Los rincones aquí se mueren sin ti.
Y te veo romperte como las olas en las rocas.
Siempre en la misma rocas.
Todo mientras me dices que nada cambiará,
que soy demasiado cabezota para entrar en razón y dejarte ver cada parte de mí.
Porque nunca me crees cuando te digo que no me conozco ni yo misma,
como para dejar que tú veas todos mis descosidos.
Lo que no ves es que mientras tú te suicidas en cada uno de tus pensamientos
yo siempre estoy para salvarte.
Y cada vez que salto para rescatarte de ti mismo, me ahogo y algo me arrastra de vuelta a la costa.
Solo para dejarme enredar por las mismas hiedras que crecen en aquel callejón que nos vio madurar.
No estás.
Y con cada paso que das me comprimes más el pecho.
Me ahogas más en la incertidumbre que supone quererte.
Pero sigo yendo porque tenías razón, soy una cabezota.
Y no paro de chocarme contra el muro que has levantado mientras dices que es mi culpa.
Y una mierda es mi culpa.
Solo dices eso para quitarte el peso que supone quererme con mis más y con mis menos.
Lo dices porque no eres suficientemente valiente para ver más allá.
Te acobardaste en el momento en el que las cosas daban vueltas y se retorcían.
Porque no eres capaz de ver belleza en la maleza.
Y creíste que sería más fácil culparme a mí que admitir que no estabas preparado.
Porque la verdad es que nunca estarás preparado para ser un espejo de mis actos.
Nunca serás capaz de saltar los mismos precipicios que yo salto para salvarte.
Nunca serás capaz de quererme a ciegas como hago cada día.
Nunca serás capaz de admitir que todo lo que me dices, en verdad, te lo quieres decir a ti mismo.